Autora: Iris LICHT PRADILLO. Publicada en LEER.ES
Es mejor sugerir que imponer. Evitemos tratar la lectura como una obligación.
El camino de la sugerencia siempre será mejor que el de la
obligación. Siempre podremos establecer complicidades con nuestros
hijos.
La lectura debemos presentarla como una manera divertida, emocionante, de ocupar el tiempo libre.
No enfrentemos lectura con el resto de las actividades de tiempo
libre, incluida la televisión o los ordenadores. Veamos formas de que
estos recursos también nos lleven a los libros.
Debemos aprender a escucharles e interesarnos por sus gustos
literarios, tratando de estar atentos a sus preferencias y a su
evolución como lectores.
La lectura no puede ser una obligación, porque, en ocasiones,
disfrute y obligación discurren por caminos diferentes. Si nuestro
objetivo es formar buenos lectores, crear amantes de la lectura, poco
conseguiremos con imposiciones. Hay formas de despertar el interés por
los libros en las que complicidad y sugerencia pueden dar mejores
resultados.
Para ser buenos compañeros de lectura, es importante crear un
ambiente relajado y de confianza hacia nuestros consejos. Y para ello
deberemos compartir con frecuencia la lectura con nuestros hijos,
escucharles, interesarnos por sus libros y procurar que estos estén
presentes en los momentos más gratificantes. Tratemos de buscar
ocasiones propicias, estemos tranquilos, sin forzar, asumiendo que todos
tenemos derecho a elegir y a tener gustos propios.
Deberemos estar rodeados de libros y despertar su interés siendo
nosotros mismos algo imaginativos: contar historias sin finalizarlas,
intercambiarnos los papeles de lector y de oyente, leerles páginas de
nuestras lecturas...
Hemos de dar siempre la opción de elegir la lectura, buscando un
equilibrio con las numerosas actividades que niños y jóvenes realizan
durante el día (jugar, pintar, escuchar música...). Procuremos no
enfrentar televisión, ordenadores e Internet y lectura. En ocasiones,
estos medios nos proporcionan disculpas para llegar a los libros:
programas en que se recomiendan libros; series que pueden conducir a la
lectura, si tenemos la precaución de verlas y comentarlas con nuestros
hijos; películas basadas en cuentos que después podremos leer... Con los
adolescentes, puede ser interesante utilizar películas basadas en obras
literarias para introducirles en su lectura. De esta manera, podemos
hacerles ver que también en los libros hay acción, aventura, pasión.
Ofrezcamos siempre la posibilidad de leer, en cualquier situación, por cualquier motivo.
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